subida.

el sudor le corre por la cara
a pesar del viento que baja fuerte por la ladera.
se detiene debajo de una piedra que
lo cubre.
arma un fuego,
prepara una taza de té.
sus manos tiemblan.
se concentra por un largo rato en
el azul que se form
a bajo la nieve.
un azul cristalino, incisivo
guarda la taza y orina contra la piedra
se pone la mochila en la espalda, la ajusta
y sigue caminando.
sus pasos se hunden hasta la rodilla.

j.v. dummet

viajes al escritorio.

en el aeropuerto de méxico, antes de ir a ny, pasé por una tienda de libros. estaba medio borracho y sin dormir. ningún libro que tenían se me hacía atractivo, y ya había cometido el serio error de dejarme llevar por un best seller una vez anterior.
me encontré con "travels in the scriptorium", de paul auster. me llamó la atención la portada y el formato: estaba en inglés. considerando que iba a tener que hablar el idioma unos doce días, lo compré para practicar un poco.
la relación con mi estadía en brooklyn y auster también se me hizo una coincidencia interesante.
comencé a leerlo en el avión. continué unas páginas durante esos doce días en que caminé la ciudad, y lo terminé de leer en el viaje de vuelta.
no señalé ningún párrafo como hago usualmente para comentar y subir al blog, no encontré nada que me haya parecido literalmente atractivo.
auster hizo otra vez lo mismo, generó una historia para narrar otra historia incompleta. básicamente, lo que sabemos en el libro es que hay un viejo encerrado en una habitación en un escritorio, sin memoria. todos los días se despierta y no recuerda por qué llegó ahí o qué está haciendo. a medida que el día avanza aparecen distintos personajes que parecen estar conectados entre sí, y conectados también con otros libros de auster -así como con auster mismo-. el viejo tiene, sobre el escritorio, un manuscrito de un hombre que fue a la guerra. lo va leyendo de a poco hasta darse cuenta que está inconcluso. la misión de su doctor es que él descifre el final por su cuenta.
ya me había pasado con "la noche del oráculo" algo similar. este escritor compraba un cuaderno y construía una historia que no sabía como resolver, y auster se aprovechaba de ello para hacerlo novela. ahora, mi planteo es el siguiente: ¿es esto un recurso autoreferencial sobre la literatura? ¿una manera de expresar la desesperación del autor al ver que su relato no tiene una continuación?
o.
es el recurso de tomar un manuscrito sin terminar y con poco valor propio e introducirlo en otro texto para conseguir escribir un libro al año.
más allá de eso, el libro no dice mucho.
la prosa de auster está, sin embargo, muy bien lograda. tiene una cadencia y una estructura muy puntual, que tiene que ver, en cierta manera, con que el libro es también un manuscrito en la ficción.
es decir, es la tercer parte del metalenguaje incorporado como narrador.
sin embargo me pasó algo extraño con la sonoridad de la escritura. auster siempre se me había hecho rico en su manera de estructurar las oraciones, pero en inglés, no me pareció lo mismo; es un idioma plano y simple. demasiado quizás.
creo que en mucha traducciones al español hay un enrequecimiento intrínsenco del lenguaje, y que auster tuvo la fortuna de tener detrás de él a la gente de anagrama, que suelen tener buenos traductores.
o bueno, quizás, simple y tristemente, paul ha envejecido.


en la contraportada dice, entre otras cosas:
"no hay manera de negar el hechizo que generan los personajes sobre el lector".
independent.

"lo de auster pertenece al estado del arte y "viajes en el escritorio" es particularmente un ejemplo elegante".
daily telegraph.

"auster es realmente un maestro de su arte".
harper´s bazaar.


compré la tapa III. creo que el libro me hubiese parecido más interesante si hubiese comprado la I.

lorca. new york.

estuve doce días en ny.
paré en brooklyn, en casa de una pareja amiga.
hizo frío, el viento corría a través de las avenidas y te pegaba en la cara. disfruté eso.
cada vez que pasaba el hudson por debajo, en el subte, los oídos me dolían por las otitis agudas que tuve de chico.
me compré un sombrero.
pasé casualmente por la casa de piazzolla.
fuí a harlem a ver a los negros jugar al basquet en un parque.
el domingo, después de una semana, salió el sol y los hipsters comían el brunch en una esquina.
y hubo un atardecer espectacular sobre el río.
tuve la extraña sensación de estar en una ciudad que llegaba al ocaso. ya no es el ny violento de los 70´s, ni es excitante como kerouac lo narraba.
se ha convertido en una ciudad sedimentada y clásica. en una capital mundial que perfecciona lo ajeno y lo transforma en algo ausente de asperezas y por ende, aburrido.
le falta una violencia que inquiete. después de la caída de los torres y giuliani, se convirtió en una sombra de lo que era.
ya no hay prostitutas en times square. no se ven vagabundos en el parque.
así y todo, new york es todo lo que se supone que debe ser. y justamente por eso mismo, no me sorprendió.
siempre pensé que esa era la ciudad en donde debería de vivir. ya no lo creo más.



lorca escribió esto.

existen las montañas. lo sé.
y los anteojos para la sabiduría.
lo sé. pero yo no he venido a ver el cielo.
he venido para ver la turbia sangre,
la sangre que lleva las máquinas a las cataratas
y el espíritu a la lengua de la cobra.
todos los días se matan en new york cuatro millones de patos, cuatro millones de cerdos, dos mil palomas para el gusto de los agonizantes, un millón de vacas, un millón de corderos y dos millones de gallos que dejan los cielos hechos añicos.


de nueva york, f. garcía lorca.


un trozo de mi corazón

- no hablemos más -le pidió ella, cogiéndosela con el puño cerrado y abriendo mucho los ojos-. me apetece hacerlo ahora mismo, ¿entiendes?
- espera un momento -dijo él.
- no espero -dijo ella-. no espero.

fragmento. un trozo de mi corazón, richard ford.

tres skaters miran.

tess tess.

hoy se cumple un año del inicio del blog.
creo que se ha encontrado una identidad, o por lo menos hay una clara búsqueda de ella.
como presente les dejo un .pdf que pueden bajar o leer desde aquí.
es la introducción de tess gallagher para un sendero nuevo a la cascada, de raymond carver.
espero les guste.

tess tess

ave.

crítica.

(escribí esto para un magazine que tiene un amigo editor mexicano. cuando lo leyó me dijo que era muy técnico para la publicación y lo mandó a revisar con su editora de estilo. nunca más me devolvió nada. imagino que no le gustó.
era la primera vez que escribía algo sobre cine en mucho tiempo y preferí no tirarlo.)

sigue sin corregir.


el falsario de kaufman


fui a ver synechdoque, new york un domingo por la noche, solo.

quería ver cómo un guionista reconocido enfrentaba su primer película como director.

kaufman es –era- la justificación narrativa tras la propuesta visual de directores como michael gondry y spike jonze. los guiones de quieres ser john malkovich?, adaptation y eterno resplandor de una mente sin recuerdos eran estructuras cuidadas y bien diseñadas, llevadas a cabo con maestría visual por dos genios de los videoclips; con más fortuna por parte de jonze gracias a que su cine es más narrativo y no recaía solo en el impacto visual. (de parte de gondry por su cuenta y con sus ideas, ya hemos visto dos películas totalmente intrascendentes como la ciencia del sueño y be kind rewind).

la synechdoque es un recurso de la retórica y el guión que significa una parte por el todo. es, por ejemplo, cuando se identifica a un personaje con una particularidad y se lo reconoce a través de eso. llamar a su película de esa manera, implica ya es en cierto sentido, una pretensión importante, pero también una llamada de atención intelectual, casi una declaración de principios de Kaufman, presentando su película como un guión.

no quiero hablar de lo que ya se ha dicho. que es una película incomprensible, que recae en el metalenguaje dentro del metalenguaje dentro de. de las actuaciones de philip seymour hoffman (el nuevo modelo de actor gringo aventado pero sumamente conservador), y de catherine keener. no. quiero hablar sobre lo que transmite la película.

kaufman lleva al extremo la motivación de su personaje, caden cotard. un director de teatro reconocido que ha decepcionado a su mujer, una artista plástica que pinta cuadros diminutos para ver con lentilla de aumento. cuando su mujer lo abandona gana una beca para realizar una obra de teatro que tiene que ser una obra maestra, esto lleva a cotard a un juego interminable de la representación de la vida dentro un hangar de new york, donde terminará representando, no solo a él mismo por diferentes actores, sino inclusive a la ciudad. solo por complacer a su ex mujer.

bajo esa premisa kaufman entra en el ya trillado juego de ficción versus realidad. dentro de escenas de realidad realmente bien escritas y actuadas, donde entran los desayunos de caden y adele, leyendo el periódico y parodiando el error de sky news en su intento de estar siempre frente a las noticias -donde dijeron que harold pinter había muerto para luego rectificar diciendo que había ganado el premio nobel-; la conversación dentro del auto con la niña atrás poniendo en juego la desesperación de la pareja con cuestionamientos que son respondidos de manera intelectual por sus padres. cotard entrando por casualidad a un departamento de adele y siendo confundido con la señora de la limpieza, aceptando esa confusión y limpiando su departamento dos veces a la semana, llevando al extremo su patetismo.

por el lado de la ficción está la representación total de la obra megalómana que cotard recrea en el hangar durante diecisiete años. la casa de una de sus mujeres que está constantemente en llamas en un recurso onírico no injustificado, pero sí incomprensible. la triple representación de cotard a través de un anciano y de una mujer –lo que lleva a cuestionarnos aún más la masculinidad de cotard, que no puede complacer a sus mujeres y en diferentes ocasiones es confundido con una mujer-. los tatuajes de su hija que se marchitan cuando mueren, perdiendo hojas sobre la cama de un hospital en un momento de patética ficción poética.

es en ese ring side entre ficción y realidad donde lo que pierde es la película. kaufman tiene una maestría de tradición norteamericana para los momentos de realidad que se asemeja por partes a la literatura de carver. situaciones concisas, coloquiales e incómodas, cargadas de un subtexto sumamente interesante y bien desarrollado por los actores, como si conociesen a la perfección las motivaciones de sus personajes, como si hubiesen sido dirigidos por cotard en persona. a medida que la película avanza y se convierte en un juego de representación eterno de estructuras, el interés o la empatía por cotard van desapareciendo.

la puesta en escena queda relevada a un segundo plano. no existe la visión de un director como tal, sino una cámara distante que es testigo del guión. no hay una construcción de un lenguaje visual. el vestuario se ve puesto y caricaturiza a los personajes. el artificio resplandece por todos lados. pero quizás eso no esté mal, ya que la película busca la artificialidad de manera recurrente.

Ee intento de kaufman es válido. es sincero en su discurso autorepresentativo. los mejores personajes de kaufman son los que lo representan a él. Joel Barish enamorándose de cualquier mujer que le da un poco de atención en eterno resplandor o charlie kaufman con sus masturbaciones interrumpidas y sus conflictos para adaptar el libro de susan orlean en adaptation.

después de establecer la validez, queda una cuestión de gustos detrás.

synechdoque: new york es el intento de un guionista de clase en hollywood por tratar de volver a hacer algo original. es un intento mainstream, sin ninguna dificultad económica y realizado para confundir a un público adormecido. un intento bien llevado a cabo, pero sin un peso personal importante. sin embargo, bajo todo ese recoveco y metalenguaje que es el film, se puede vislumbrar la esencia de kaufman en los momentos de realidad.

esperemos que la próxima nos encontremos frente a algo más íntimo y puro. si lo dejan. o si él se deja.





el río truena a lo lejos y nieva.

el río truena a lo lejos
y nieva
una motocicleta rebota en el ambiente
se aleja hacia al sur.

por la ventana empañada
solo se puede ver
los álamos, lampiños
mecerse.
los dedos se entumecen
bajo los guantes de nylon.
afuera uno de los perros ladra
prácticamente hacia la nada.

un motor se acerca, es conocido
bajo una bruma blanca
se estaciona y tira un poco de humo
fernando baja del carro.

j.v. dummet

pedro páramo y el llano en llamas.

todo el mundo me hablaba siempre de pedro páramo y el llano en llamas, de juan rulfo.

la descripción de rulfo que tengo creada en mi cabeza a través de esas charlas es la de un mexicano de jalisco que escribía increíble. un personaje que solo había dejado dos libros tras de sí y había logrado ser incluido dentro del realismo mágico latinoamericano.

pero había algo que me distanciaba. el nombre de la obra, para empezar, nunca logró captar mi atención. pedro páramo. y el nombre del autor, tampoco. juan rulfo.

un domingo llego a la casa de unos amigos y empezamos a hablar de bolaño, pero lentamente la conversación va transformándose hacia pedro páramo. admito que no lo leí y uno de los chavos que vive en la casa se levanta y se mete en su habitación durante unos minutos. al rato vuelve con una vieja edición de bolsillo del libro, que incluye, además, el llano en llamas. me lo presta y me dice que lo lea, que después hablamos.

más tarde encuentro esta situación muy similar:


“álvaro mutis subió a grandes zancadas los siete pisos de mi casa con un paquete de libros, separó del montón el más pequeño y corto, y me dijo muerto de risa: ¡lea esa vaina, carajo, para que aprenda! Era pedro páramo. aquella noche no pude dormir mientras no terminé la segunda lectura. nunca, desde la noche tremenda en que leí la metamorfosis de kafka en una lúgubre pensión de estudiantes de bogotá — casi diez años atrás— había sufrido una conmoción semejante.”

(gabriel garcía márquez)


pedro páramo es un libro con una fuerza intrínseca tan grande que resulta asfixiante para el lector en ciertos pasajes. la premisa es la de un hombre que vuelve al pueblo donde nació a buscar a su padre, por un pedido de su madre en el lecho de muerte.



“- no vayas a pedirle nada. exígele lo nuestro. lo que estuvo obligado a darme y nunca me dio… el olvido en que nos tuvo, mi hijo, cóbraselo caro.”



el libro es una descripción exacta, detalle a detalle, de la vida de un pueblo en méxico. no por la minuciosidad de la descripción, sino por la anunciación de hechos de manera simple y directa, englobando mucho más. como por ejemplo el hijo de pedro diciéndole a las chicas al oído mientras se las viola que no lloren, que el hijo les va a salir güerito. la fuerza de lo que sucede, está, no en la escritura llana y dura, sino en la rudeza de lo que narra.

rulfo estuvo mal relacionado con el realismo mágico. en la literatura de rulfo la muerte juega un papel tan importante como lo hace en méxico. es algo que se platica, que se ve, que se susurra y festeja. los aparecidos no son elementos fantásticos sino reales. los muertos pertenecen a otro mundo, que converge muy a menudo con el de los vivos.

junto con el llano en llamas el retrato de esos pueblos, de esa gente, del hambre, el calor, las batallas, los bandos, las milpas, entre otras cosas, resulta completo. rulfo logra un entendimiento perfecto de sus personajes y su contexto, con la posibilidad de verlo con la voz de un narrador elocuente, como los que aparecen en los cuentos del llano.

rulfo se reconoce en sus relatos escuchando y recibiendo la información para luego transcribirla. por eso su lenguaje no es rebuscado o entreverado, tiene la voz de sus personajes. y eso es lo mejor de rulfo.


dentro del libro resalté varios pasajes, de los que luego seleccioné los siguientes.


vi pasar las carretas. los bueyes moviéndose despacio. el crujir de las piedras bajo las ruedas. los hombres como si vinieran dormidos.

...todas las madrugadas el pueblo tiembla con el paso de las carretas. llegan de todas partes, copeteadas de salitre, de mazorcas, de yerba de pará. rechinan sus ruedas haciendo vibrar las ventanas, despetando a la gente. es la misma hora en que se abren los hornos y huele a pan recién horenado. y de pronto puede tronar el cielo. caer la lluvia. puede venir la primavera. allá te acostrumbrarás a los “derrepentes” mi hijo.”

carretas vacías, remoliendo el silencio de las calles. perdiéndose en el oscuro camino de la noche. y las sombras. el eco de las sombras.

(pédro páramo)


-¿verdad que la noche está llena de pecados, justina?

- sí, susana.

- ¿y es verdad?

- debe serlo, susana.

- ¿y qué crees que es la vida, justina, sino un pecado? ¿no oyes? ¿no oyes como rechina la tierra?

- no, susana, no alcanzo a oír nada. mi suerte no es tan grande como la tuya.

- te asombrarías. te digo que te asombrarías de oír lo que yo oigo.

justina siguió poniendo orden en el cuarto. repasó una y otra vez la jerga sobre los tablones húmedos del piso. limpió el agua del florero roto. recogió las flores. puso los vidrios en el balde lleno de agua.

- ¿cuántos pájaros hasta matado en tu vida, justina?

- muchos, susana.

- ¿y no has sentido tristeza?

- entonces ¿qué esperas para morirte?

- la muerte, susana.

- si es nada más eso, ya vendrá. no te preocupes.

(pedro páramo)



la media luna estaba sola, en silencio. se caminaba con los pies descalzos; se hablaba en voz baja. enterraron a susana san juan y pocos en comala se enteraron. allá había feria. se jugaba a los gallos, se oía la música; los gritos de los borrachos y de las loterías. hasta acá llegaba la luz del pueblo, que parecía una aureola sobre el cielo gris. porque fueron días grises, tristes para la media luna. don pedro no hablaba. no salía de su cuarto. juró vengarse de comala:

- me cruzaré de brazos y comala se morirá de hambre.

y así lo hizo.

(pedro páramo)



los pies del hombre se hundieron en la arena, dejando una huella sin forma, como si fuera la pezuña de algún animal. treparon sobre las piedras, engarruñándose al sentir la inclinación de la subida, luego caminaron hacia arriba, buscando el horizonte.

(el hombre)


la madrugada estaba gris, llena de aire frío. bajó hacia el otro lado, resbalándose por el zacatal. soltó el machete que llevaba todavía apretado en la mano cuando el frío le entumeció las manos. lo dejó allí. lo vio brillar como un pedazo de culebra sin vida, entre las espigas secas.

el hombre bajó buscando el río, abriendo una nueva brecha entre el monte.

(el hombre)


“¡viva mi general petronila flores!”

nosotros nos miramos.

la perra se levantó despacio, quitó el cartucho a la carga de su carabina y se lo guardó en la bolsa de la camisa. después se arrimó a donde estaban “los cuatro” y les dijo: “síganme, muchachos, vamos a ver qué toritos toreamos!” los cuatro hermanos benavides se fueron detrás de él, agachados; solamente la perra iba bien tieso, asomando la mitad de su cuerpo flaco por encima de la cerca.

nosotros seguimos allí, sin movernos. estábamos alineados al pie del lienzo, tirados panza arriba, como iguanas calentándose al sol.

(el llano en llamas)

raymond cuenta como escribe.

es un poema de carver en el libro de poesías "un nuevo sendero a la cascada" -hermoso título si los hay. oriental-.
ahí está, enfrente de todo el mundo. el mísmisimo raymond contando cómo escribió toda su vida.
y yo contándoselo a un amigo.


---
ian.
01:12
voy a compartirte algo que estoy leyendo, rápido

antón.
01:12
a ver
mañana tenés q venir a casa
a conocer al grillo

ian.
01:13
domingo por la noche.

utiliza las cosas que te rodean.
esta ligera lluvia
del otro lado de la ventana, por ejemplo.
este pitillo de entre los dedos
estos pies en el sofá
el débil sonido del rock-and-roll,
el ferrari rojo del interior de mi cabeza
la mujer que anda a trompicones borracha por la cocina...
coge todo eso
utilízalo.



antón.

01:16
es un momento sincero

ian.
01:16
es raymond carver mostrando cómo escribió

antón.
01:21
y vos que ves?

ian.
01:22
yo veo a ese tipo en esa situación, su mujer hiper borracha en la cocina, él super borracho también, con un vaso en la mano, costándole enfocar la vista en la lluvia que apenas se ilumina por un farol en la calle de un suburbio gringo. y él pensando en escribir.

Años Luz
01:22
no.
VOS que ves?

ian.
01:22
yo veo muchas cosas que guardo
muchas situaciones
o cosas que alguien me cuenta

Años Luz
01:23
y a vos te ves?

ian.
01:24
muchas veces veo una ventana o una luz en un edificio, y me imagino como será la persona que vive ahí, qué estará haciendo.
o qué estará pensando el tipo que tengo al lado mío en el tráfico a las 8 de la noche. adónde querrá llegar

antón.
01:24
y vos a donde queres llegar

ian.
01:25
me veo un poco.
me gustaría hacer un camino de ripio en un auto. escuchando algo de música en la radio. algo bueno.
llegar a mi casa, quizás tener que abrir una tranquera o un alambrado.
y ver que hay luz, que sale fuego por un tirante de lata.
-no fuego, humo-
afuera hace un poco de frío, así que cuando entrás en la casa, el calor es notable.
entrar y que haya algo cocinado, que huela bien. quizás un par de pibes.
saludar a todos y darme cuenta de que hace falta un poco más de leña
entonces salgo y voy al galpón, prendo una luz. agarro el hacha, y me pongo a cortarla. y mi aliento, con cada hachazo, produce vapor.










cesárea tinajero.

después de tres semanas y media y 609 páginas, terminé los detectives salvajes de roberto bolaño.
la comparación más simple -por latinoamericano y por sus personajes- es con rayuela, de cortázar.
error.
bolaño dista mucho de la prosa poética de cortázar, mucho más de las situaciones mágicas que lo rodean.
bolaño utiliza un lenguaje básico, con grandes dosis de argots, tanto mexicano como argentino, chileno o español. ya que al igual que su autor, el libro se pasea por distintas locaciones: méxico, nicaragua, estados unidos, francia, españa, austria, israel y áfrica, entre otras.
los detectives salvajes es un policial literario. dos chavos que se autodenominan real visceralistas caminan tras las huellas perdidas de cesárea tinajero, una poeta de los años veinte que solo dejó algunos escritos –más bien dibujos- y una revista llamada caborca. arturo belano y ulises lima, al igual que roberto bolaños y mario santiago papasquiaro, son los cabecillas de un grupo infrarrealista que se oponía directamente a la planicie que ofrecía, según ellos, la poesía de la literatura mexicana en los setenta. con octavio paz como figura principal.

pero lo importante es la estructura.
el libro se compone de tres partes.
I. mexicanos perdidos en méxico (1975)
II. los detectives salvajes (1976-1996)
III. los desiertos de sonora (1976)
la primer parte comprende el relato de un chavo que ingresa a los viscerealistas, el poeta garcía madero, y lo que pasa en sus cuatro meses dentro del grupo. l
a prosa es limpia, vírgen, pura. como garcía madero. y es de las partes más vívidas y atractivas del libro, sea porque es el mismo bolaño quien se personifica a través de garcía madero, o sea porque garcía madero es el personaje que mejor le sale a bolaños.
la segunda parte es el policial. una suma de relatos entrelazados de más de treinta personajes distintos que siguen las pistas de arturo belano y ulises lima a través de veinte años de historia. algunos personajes destacan por su originalidad y sensatez, pero otros –como por ejemplo el abogado español resentido con la poesía- hacen que el libro pierda fluidez e interés. por momentos los pasajes se hacen densos y
la cantidad de personajes hace imposible que todos estén perfectamente delineados, de manera que se pierde empatía con algunos.
pero el hilo, la pista tras los detectives, siempre es interesante.
luego de esos veinte años, llegamos a la tercer y última parte. donde se resuelve el dilema sobre cesárea tinajero, de nuevo a través de la prosa más interesante, el diario de garcía madero.

el libro deja una sensación de soledad y agobio al terminar. es como despedirse de una persona a la que sabemos que nunca volveremos a ver. la poesía, que está presente en todo el libro como forma de expresión libre, no aparece salvo a través de rimbaud u algún otro poeta. sin embargo, para alguien quien no lee poesía a menudo como yo, es una invitación a encontrarla. el mismo bolaño se consideraba –al igual que carver- más poeta que narrador.

leer a bolaño es entrar en una fiesta sin ser invitado y todo lo que sucede alrededor es interesante, pero sin saber por qué.
estas son algunas de las páginas que, vaya a uno saber porqué, señalé y volví a releer una vez terminado el libro.


abel romero, café el alsaciano, rue de vaugirad, cerca del jardín de cuxemburgo, parís, septiembre de 1989.
“¿es usted escritor?, me dijo. no, le dije, yo fui policía en la época del guatón hormazábal y ahora trabajo en una cooperativa limpiando suelos de oficinas y ventanas. debe ser un trabajo peligroso, me dijo. para los que padecen vértigo, le respondía, para los demás más bien es aburrido. después nos unimos a la conversación general. sobre el mal, sobre la malignidad, como ya le dije. el amigo belano hizo dos o tres observaciones pertinentes. yo no abrí la boca. se bebió mucho vino aquella noche y cuando nos fuimos, sin saber cómo, me encontré caminando a su lado algunas cuadras. entonces le dije lo que me había estado rondando en la cabeza.
belano, le dije, el meollo de la cuestión es saber si el mal (o el delito o el crimen o como usted quiera llamarle) es casual o causal. si es causal, podemos luchar contra él, es difícil de derrotar pero hay una posibilidad, más o menos como dos boxeadores del mismo peso. si es casual, por el contrario, estamos jodidos. que dios, si existe, nos pille confesados, y a eso se resume todo.
pg. 399

1 de enero
hoy me dí cuenta de que lo que escribí ayer en realidad lo escribí hoy; todo lo del treintaiuno de diciembre lo escribí el uno de enero, es decir hoy, y lo que escribí el treinta de diciembre lo escribí el trintaiuno, es decir ayer. lo que escribo hoy en realidad lo escribo mañana, que para mí será hoy y ayer. y también de alguna manera mañana: un día invisible. pero sin exagerar.
pg. 557


…pero esta segunda visita fue diferente. la pobreza y el abandono de la calle Rubén Darío se le derrumbaron encima como una amenaza de muerte. el cuarto donde vivía cesárea estaba limpio y ordenado, tal como cabía esperar del cuarto de una ex maestra, pero algo emanaba de él que le pesó en el corazón. el cuarto era la prueba feroz de la distancia casi insalvable que mediaba entre ella y su amiga. no era que el cuarto estuviera desordenado o que oliera mal (como preguntó belano) o que su pobreza hubiera traspasado los límites de la pobreza decente o que la suciedad de la calle Rubén Darío tuviera su correlato en cada uno de los rincones de la habitación de cesárea,
sino algo más sutil, como si la realidad, en el interior de aquel cuarto perdido, estuviera torcida, o peor aún, como si alguien, cesárea ¿quién si no?, hubiera ladeado la realidad imperceptiblemente, con el lento paso de los días. e incluso cabía una opción peor: que cesárea hubiera torcido la realidad conscientemente.
pg. 595


entrevista cursi –pero no poco interesante- a roberto bolaño. supuestamente la última antes de morir.
entrevista a bolaño. by realismo crudo.

tres miércoles.

era un miércoles de febrero, recuerdo
que había nevado y
las huellas del carro
habían quedado marcadas
en la nieve.

se hacía de noche, ya casi no había luz
se bajó,
sus botas se hundieron en los cristales blancos
abrió el baúl; sacó una bolsa de cartas,
y la enterró.

era un miércoles de octubre, por la noche
se tomó un taxi verde
porque llovía.
durante el viaje pensó en su madre
y recordó extrañarla
el taxista lo espió por el retrovisor
él escribió algo en la ventana
empañada.
el semáforo estaba en amarillo, igual cruzaron.

miércoles de noviembre, parecía que
había llovido; pero no
era la humedad que se estacionaba en el asfalto.

sentado en una terraza de un restaurante
comía solo.
alguien abrió una ventana y un pájaro salió de adentro aleteando
y se posó en el primer árbol que encontró.
las hojas vibraron.
un auto pasó a su lado con la música fuerte.

otro miércoles, quizás.

j.v. dummet

extraño.

(texto rescatado de un mail a andrés en el 2001, todavía residiendo en el bolsón. un poco críptico y personal, pero tiene una cadencia que todavía.)

ví "una noche con sabrina love" y me acordé de vos y de la ciudad y de lo falta que me hace ser anónimo y pasearme por gimnasios con gente bailando tango y sacar fotos y conocer gente nueva e interesante y pasear por las plazas y las palomas y
el polvo de ladrillo y las estatuas y las hamacas con ruido y los paraguas y el ruido de las frenadas y los gritos en la calle y los pies, los millones de pies que corren sobre la vereda y el subte y los edificios altos y las terrazas y la humedad y los shopings y los cines, si, los cines y el cariño de otros y la posibilidad de vivir y los boliches y la gente silbando y los techos y el obelisco y las gotas del aire acondicionado cayendo sobre mi cabeza y los vientos cálidos y el olor a asado de las parrillas y los toldos interminables y ser yo y no ser nadie y ser todos y uno es todos y todos somos uno y los chicos saliendo de la escuela y contar el cambio y los taxis y los museos y la cultura y los colores y los picados eternos y las canchas de fútbol y la autopista y mis abuelos y mis primos y mis tíos y sol y paz y volver con la frente marchita y las miradas perdidas y la mierda de perro en la calle y el colectivo y las paradas y los carteles en las paredes y las tapias y los jueguitos y los restaurantes y pilar y pablo y daniela y las casas bajas y las bicisendas y la gente besándose en la plaza y el olor a transpiración y las camisas azules y la policía y la noche y los semáforos y el río y el aeropuerto y los barcos y la boca y el arrabal y quien sabe que y mcdonalds y no ser el centro de nada ni nadie y aprender y el lunfardo y el capicúa y los boletos y los molinetes y hasta cuando hasta cuando y la radio y los estacionamientos y las baldosas y los pasacalles y los puentes y las fuentes y siempre siempre y nunca nunca y los videos y las ferreterías y las zapatillerías y buenos aires y baires también y los almacenes y las carnicerías y los personajes y los faroles y las chalupas y los canales de televisión y el sentirme querido y protegido y amado y soñadores en las esquinas y los bancos de las plazas y los cordones de las veredas y las sendas peatonales y mejor morir después marchar sin pensamiento y perfume de naranjo en flor y los carteles de publicidad y las mueblerías y las pizzerías y la música de los domingos y la de todos los días y la de un susurro de viento en las hojas y el chapotear de la pileta y el ladrido de la perri y la puerta que se golpea y el olor de la cocina de la abuela y ves que extraño, ves y la ciudad que nunca duerme y las seis de la mañana y los pies doloridos y las rejas en las ventanas y la madre con los hijos de la mano y cuando sí y cuando no y nadie y felicidad y auto y familia y perseverancia y escaleras mecánicas y diplomas y marangoni y la arena y las pistas de patinaje sobre hielo y el circo, siempre el circo invisible y la no oscuridad y el no cielo y el smoke y la pegajosidad y el progreso y los cajeros automáticos y las lavanderías y los quinchos y los trenes y las vías y pestañear y los hospitales y los quioscos de revistas, como olvidarlos y las farmacias y los caserones viejos y siempre que pueda será y la mediocridad y los ventiladores de techo y los de pie y la sábana calurosa y la cama desplegable y el diario y los cafés y los firuletes y a todos y cada uno y ser o no ser y miles de imágenes por milésima de segundo y el reloj digital verde y la universidad de abogacía y perfecto y estupendo y la independencia y... el helado y cruzar la calle sin mirar y la montaña y la nieve y mamá y papá y tonio y valen y la canchita de fútbol y la escuela hogar y la secundaria y la calle san martín y los boulevards y la iglesia evangelista y las calles de ripio y los árboles y las sombras y las más terrible y completa oscuridad y la villa turismo y el piltriquitron y acá y allá y mailén y yael y alejandro y germán y rocío y el rusito y el gimnasio municipal y el barrio y el río y la pasarela y el ruido de la botella sobre el asfalto y el mirador y el cielo y tamara y emiliano y la negra y mi pasado y violeta y cada uno de ustedes y el trineo y el galpón y güemes y mochila y varias cosas más y el salvajismo y el ser reconocido y las fotos y la playita y la playitados y el cajón del azul y el agua helada en mis pantorrillas y las piedras bochas y la feria regional y esta cosmopolita mierda y mi cama y no me quiero olvidar de nadie y valeria y cecilia y cecilia y malena y magdalena y alejandrina y el chino y la película en familia y la casa de techo rojo y la casa de dos pisos y la casa del treinta y seis y la de la planta baja y la de primer piso y el sol en mi cara y la nieve en mis pies y vaya a saber cuando o vaya a saber como y jauja y el promotor y mis compañeros y tamango y la avenida sarmiento y mallín ahogado y mi bicicleta aurora y el vientre de mi vieja y el asado en lo de bruno y bruno y los teros y las bandurrias y el pasto y las mosquetas y la canaleta y pepe, mi perro ciego y el ruido de las hojas en otoño y los ladridos de los perros y la basura rota y los aullidos y mis ojos se cierran y cuando de mi no haya nada y el frío a la mañana y mi vida y mis libros y mi música y mi habitación y mi rutina y quien sabe donde termina esto y las risas y las cenas y los almuerzos y la heladera y el baño y basta y el dolor y trece años y el jardín de infantes y los campeonatos de fútbol y mi camiseta número cinco y la plaza pagano y su laguito y el hospital de zona y el gym paddle y eduardo y mi soledad inoportuna y mi ingenuidad y bar 442 y el CEM 30 y ver quien es el que toca la puerta y los postigos y la palmera y los ladrillos y el barro en mis zapatillas y el tiempo que no pasa y el amanecer y las rejas de la escuela y el olor a pucho de mi vieja y los ceniceros y las velas y la biblioteca y que me quieran y los llantos y las caminatas y los travesaños y ser feliz y ver como yira y mi cielo estrellado y mi estrella y el snowboard y el refugio y mi locura y el obelisco y puta madre que los parió y el videoclub y los duendes y la magia y la chocolatada y el mate y vivir enfrascado y bariloche y la ruta 258 y el paralelo 42º y lago puelo y MI gente y el agua de la cascada y pato, el perro que se suicidó y la alfombra bordo y la cama de mi vieja y dormirme con ropa y leer y el aire puro y todo eso y el cartel de zona no nuclear y el busto de pagano y ¿viste vos? y el ruido del río y las inundaciones y el miedo y más, quiero más y estar insatisfecho y mi infancia y mi adolescencia y mi adultez y acá termino yo y todo y todo y todo y todo. y también me extraño a mí.