extraño.

(texto rescatado de un mail a andrés en el 2001, todavía residiendo en el bolsón. un poco críptico y personal, pero tiene una cadencia que todavía.)

ví "una noche con sabrina love" y me acordé de vos y de la ciudad y de lo falta que me hace ser anónimo y pasearme por gimnasios con gente bailando tango y sacar fotos y conocer gente nueva e interesante y pasear por las plazas y las palomas y
el polvo de ladrillo y las estatuas y las hamacas con ruido y los paraguas y el ruido de las frenadas y los gritos en la calle y los pies, los millones de pies que corren sobre la vereda y el subte y los edificios altos y las terrazas y la humedad y los shopings y los cines, si, los cines y el cariño de otros y la posibilidad de vivir y los boliches y la gente silbando y los techos y el obelisco y las gotas del aire acondicionado cayendo sobre mi cabeza y los vientos cálidos y el olor a asado de las parrillas y los toldos interminables y ser yo y no ser nadie y ser todos y uno es todos y todos somos uno y los chicos saliendo de la escuela y contar el cambio y los taxis y los museos y la cultura y los colores y los picados eternos y las canchas de fútbol y la autopista y mis abuelos y mis primos y mis tíos y sol y paz y volver con la frente marchita y las miradas perdidas y la mierda de perro en la calle y el colectivo y las paradas y los carteles en las paredes y las tapias y los jueguitos y los restaurantes y pilar y pablo y daniela y las casas bajas y las bicisendas y la gente besándose en la plaza y el olor a transpiración y las camisas azules y la policía y la noche y los semáforos y el río y el aeropuerto y los barcos y la boca y el arrabal y quien sabe que y mcdonalds y no ser el centro de nada ni nadie y aprender y el lunfardo y el capicúa y los boletos y los molinetes y hasta cuando hasta cuando y la radio y los estacionamientos y las baldosas y los pasacalles y los puentes y las fuentes y siempre siempre y nunca nunca y los videos y las ferreterías y las zapatillerías y buenos aires y baires también y los almacenes y las carnicerías y los personajes y los faroles y las chalupas y los canales de televisión y el sentirme querido y protegido y amado y soñadores en las esquinas y los bancos de las plazas y los cordones de las veredas y las sendas peatonales y mejor morir después marchar sin pensamiento y perfume de naranjo en flor y los carteles de publicidad y las mueblerías y las pizzerías y la música de los domingos y la de todos los días y la de un susurro de viento en las hojas y el chapotear de la pileta y el ladrido de la perri y la puerta que se golpea y el olor de la cocina de la abuela y ves que extraño, ves y la ciudad que nunca duerme y las seis de la mañana y los pies doloridos y las rejas en las ventanas y la madre con los hijos de la mano y cuando sí y cuando no y nadie y felicidad y auto y familia y perseverancia y escaleras mecánicas y diplomas y marangoni y la arena y las pistas de patinaje sobre hielo y el circo, siempre el circo invisible y la no oscuridad y el no cielo y el smoke y la pegajosidad y el progreso y los cajeros automáticos y las lavanderías y los quinchos y los trenes y las vías y pestañear y los hospitales y los quioscos de revistas, como olvidarlos y las farmacias y los caserones viejos y siempre que pueda será y la mediocridad y los ventiladores de techo y los de pie y la sábana calurosa y la cama desplegable y el diario y los cafés y los firuletes y a todos y cada uno y ser o no ser y miles de imágenes por milésima de segundo y el reloj digital verde y la universidad de abogacía y perfecto y estupendo y la independencia y... el helado y cruzar la calle sin mirar y la montaña y la nieve y mamá y papá y tonio y valen y la canchita de fútbol y la escuela hogar y la secundaria y la calle san martín y los boulevards y la iglesia evangelista y las calles de ripio y los árboles y las sombras y las más terrible y completa oscuridad y la villa turismo y el piltriquitron y acá y allá y mailén y yael y alejandro y germán y rocío y el rusito y el gimnasio municipal y el barrio y el río y la pasarela y el ruido de la botella sobre el asfalto y el mirador y el cielo y tamara y emiliano y la negra y mi pasado y violeta y cada uno de ustedes y el trineo y el galpón y güemes y mochila y varias cosas más y el salvajismo y el ser reconocido y las fotos y la playita y la playitados y el cajón del azul y el agua helada en mis pantorrillas y las piedras bochas y la feria regional y esta cosmopolita mierda y mi cama y no me quiero olvidar de nadie y valeria y cecilia y cecilia y malena y magdalena y alejandrina y el chino y la película en familia y la casa de techo rojo y la casa de dos pisos y la casa del treinta y seis y la de la planta baja y la de primer piso y el sol en mi cara y la nieve en mis pies y vaya a saber cuando o vaya a saber como y jauja y el promotor y mis compañeros y tamango y la avenida sarmiento y mallín ahogado y mi bicicleta aurora y el vientre de mi vieja y el asado en lo de bruno y bruno y los teros y las bandurrias y el pasto y las mosquetas y la canaleta y pepe, mi perro ciego y el ruido de las hojas en otoño y los ladridos de los perros y la basura rota y los aullidos y mis ojos se cierran y cuando de mi no haya nada y el frío a la mañana y mi vida y mis libros y mi música y mi habitación y mi rutina y quien sabe donde termina esto y las risas y las cenas y los almuerzos y la heladera y el baño y basta y el dolor y trece años y el jardín de infantes y los campeonatos de fútbol y mi camiseta número cinco y la plaza pagano y su laguito y el hospital de zona y el gym paddle y eduardo y mi soledad inoportuna y mi ingenuidad y bar 442 y el CEM 30 y ver quien es el que toca la puerta y los postigos y la palmera y los ladrillos y el barro en mis zapatillas y el tiempo que no pasa y el amanecer y las rejas de la escuela y el olor a pucho de mi vieja y los ceniceros y las velas y la biblioteca y que me quieran y los llantos y las caminatas y los travesaños y ser feliz y ver como yira y mi cielo estrellado y mi estrella y el snowboard y el refugio y mi locura y el obelisco y puta madre que los parió y el videoclub y los duendes y la magia y la chocolatada y el mate y vivir enfrascado y bariloche y la ruta 258 y el paralelo 42º y lago puelo y MI gente y el agua de la cascada y pato, el perro que se suicidó y la alfombra bordo y la cama de mi vieja y dormirme con ropa y leer y el aire puro y todo eso y el cartel de zona no nuclear y el busto de pagano y ¿viste vos? y el ruido del río y las inundaciones y el miedo y más, quiero más y estar insatisfecho y mi infancia y mi adolescencia y mi adultez y acá termino yo y todo y todo y todo y todo. y también me extraño a mí.

6 comentarios:

Ana Salta dijo...

enhorabuena por este texto tuyo de hace ocho años.

qué importante es no borrar.

. dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
. dijo...

he estado revisando archivos y encontré algunas cosas terribles y otras no tanto.
esta es una de las segundas.

coupland dice que la exteriorización de la memoria humana a libros, revistas, cds, dvds, discos duros, etc. es lo que nos distingue como raza de los animales. -vaya uno a saber porqué siempre se busca esa distinción, cuando en realidad no hace falta en absoluto-.
te tengo una propuesta ana l.

nylon dijo...

Intuís bien, eh

es el que pensas que es,


gracias por el comentario, realismo

Ana Salta dijo...

Te agradezco la propuesta pero aun haciéndome ilusión que quieras contar conmigo en tu blog no puedo aceptarla. Veras, no me siento cómoda analizando un texto a nivel literario. Lo que leo me gusta o no me gusta. Me hace sentir o no me hace sentir nada en absoluto. Y si me gusta y además me hace sentir (como es el caso de ese poema) temo no explicarme bien.

Te cuento cómo llegué al poema:

Después de leer http://elsindromechejov.blogspot.com/2007/03/los-mejores-libros-de-relatos-1982-2007.html compré el libro de Catedral de Raymond Carver. Por entonces sabía muy poco de este señor, lo que me llevó a buscar información sobre él. Así fue como supe que se consideraba más poeta que escritor de relatos cortos. Compré su libro de poemas Todos nosotros. Y así llegué a El proyectil.


Un abrazo.


P.d ¡claro que me puedes "robar" el poema!

Aureliano N dijo...

Lei. Fue como meter la cabeza bajo una cascada. No habia agua, por supuesto, solo imagenes recordadas.
Imagino que eso pasa cuando abris la represa que los contiene.
Abrazo