tess tess.

hoy se cumple un año del inicio del blog.
creo que se ha encontrado una identidad, o por lo menos hay una clara búsqueda de ella.
como presente les dejo un .pdf que pueden bajar o leer desde aquí.
es la introducción de tess gallagher para un sendero nuevo a la cascada, de raymond carver.
espero les guste.

tess tess

ave.

crítica.

(escribí esto para un magazine que tiene un amigo editor mexicano. cuando lo leyó me dijo que era muy técnico para la publicación y lo mandó a revisar con su editora de estilo. nunca más me devolvió nada. imagino que no le gustó.
era la primera vez que escribía algo sobre cine en mucho tiempo y preferí no tirarlo.)

sigue sin corregir.


el falsario de kaufman


fui a ver synechdoque, new york un domingo por la noche, solo.

quería ver cómo un guionista reconocido enfrentaba su primer película como director.

kaufman es –era- la justificación narrativa tras la propuesta visual de directores como michael gondry y spike jonze. los guiones de quieres ser john malkovich?, adaptation y eterno resplandor de una mente sin recuerdos eran estructuras cuidadas y bien diseñadas, llevadas a cabo con maestría visual por dos genios de los videoclips; con más fortuna por parte de jonze gracias a que su cine es más narrativo y no recaía solo en el impacto visual. (de parte de gondry por su cuenta y con sus ideas, ya hemos visto dos películas totalmente intrascendentes como la ciencia del sueño y be kind rewind).

la synechdoque es un recurso de la retórica y el guión que significa una parte por el todo. es, por ejemplo, cuando se identifica a un personaje con una particularidad y se lo reconoce a través de eso. llamar a su película de esa manera, implica ya es en cierto sentido, una pretensión importante, pero también una llamada de atención intelectual, casi una declaración de principios de Kaufman, presentando su película como un guión.

no quiero hablar de lo que ya se ha dicho. que es una película incomprensible, que recae en el metalenguaje dentro del metalenguaje dentro de. de las actuaciones de philip seymour hoffman (el nuevo modelo de actor gringo aventado pero sumamente conservador), y de catherine keener. no. quiero hablar sobre lo que transmite la película.

kaufman lleva al extremo la motivación de su personaje, caden cotard. un director de teatro reconocido que ha decepcionado a su mujer, una artista plástica que pinta cuadros diminutos para ver con lentilla de aumento. cuando su mujer lo abandona gana una beca para realizar una obra de teatro que tiene que ser una obra maestra, esto lleva a cotard a un juego interminable de la representación de la vida dentro un hangar de new york, donde terminará representando, no solo a él mismo por diferentes actores, sino inclusive a la ciudad. solo por complacer a su ex mujer.

bajo esa premisa kaufman entra en el ya trillado juego de ficción versus realidad. dentro de escenas de realidad realmente bien escritas y actuadas, donde entran los desayunos de caden y adele, leyendo el periódico y parodiando el error de sky news en su intento de estar siempre frente a las noticias -donde dijeron que harold pinter había muerto para luego rectificar diciendo que había ganado el premio nobel-; la conversación dentro del auto con la niña atrás poniendo en juego la desesperación de la pareja con cuestionamientos que son respondidos de manera intelectual por sus padres. cotard entrando por casualidad a un departamento de adele y siendo confundido con la señora de la limpieza, aceptando esa confusión y limpiando su departamento dos veces a la semana, llevando al extremo su patetismo.

por el lado de la ficción está la representación total de la obra megalómana que cotard recrea en el hangar durante diecisiete años. la casa de una de sus mujeres que está constantemente en llamas en un recurso onírico no injustificado, pero sí incomprensible. la triple representación de cotard a través de un anciano y de una mujer –lo que lleva a cuestionarnos aún más la masculinidad de cotard, que no puede complacer a sus mujeres y en diferentes ocasiones es confundido con una mujer-. los tatuajes de su hija que se marchitan cuando mueren, perdiendo hojas sobre la cama de un hospital en un momento de patética ficción poética.

es en ese ring side entre ficción y realidad donde lo que pierde es la película. kaufman tiene una maestría de tradición norteamericana para los momentos de realidad que se asemeja por partes a la literatura de carver. situaciones concisas, coloquiales e incómodas, cargadas de un subtexto sumamente interesante y bien desarrollado por los actores, como si conociesen a la perfección las motivaciones de sus personajes, como si hubiesen sido dirigidos por cotard en persona. a medida que la película avanza y se convierte en un juego de representación eterno de estructuras, el interés o la empatía por cotard van desapareciendo.

la puesta en escena queda relevada a un segundo plano. no existe la visión de un director como tal, sino una cámara distante que es testigo del guión. no hay una construcción de un lenguaje visual. el vestuario se ve puesto y caricaturiza a los personajes. el artificio resplandece por todos lados. pero quizás eso no esté mal, ya que la película busca la artificialidad de manera recurrente.

Ee intento de kaufman es válido. es sincero en su discurso autorepresentativo. los mejores personajes de kaufman son los que lo representan a él. Joel Barish enamorándose de cualquier mujer que le da un poco de atención en eterno resplandor o charlie kaufman con sus masturbaciones interrumpidas y sus conflictos para adaptar el libro de susan orlean en adaptation.

después de establecer la validez, queda una cuestión de gustos detrás.

synechdoque: new york es el intento de un guionista de clase en hollywood por tratar de volver a hacer algo original. es un intento mainstream, sin ninguna dificultad económica y realizado para confundir a un público adormecido. un intento bien llevado a cabo, pero sin un peso personal importante. sin embargo, bajo todo ese recoveco y metalenguaje que es el film, se puede vislumbrar la esencia de kaufman en los momentos de realidad.

esperemos que la próxima nos encontremos frente a algo más íntimo y puro. si lo dejan. o si él se deja.





el río truena a lo lejos y nieva.

el río truena a lo lejos
y nieva
una motocicleta rebota en el ambiente
se aleja hacia al sur.

por la ventana empañada
solo se puede ver
los álamos, lampiños
mecerse.
los dedos se entumecen
bajo los guantes de nylon.
afuera uno de los perros ladra
prácticamente hacia la nada.

un motor se acerca, es conocido
bajo una bruma blanca
se estaciona y tira un poco de humo
fernando baja del carro.

j.v. dummet

pedro páramo y el llano en llamas.

todo el mundo me hablaba siempre de pedro páramo y el llano en llamas, de juan rulfo.

la descripción de rulfo que tengo creada en mi cabeza a través de esas charlas es la de un mexicano de jalisco que escribía increíble. un personaje que solo había dejado dos libros tras de sí y había logrado ser incluido dentro del realismo mágico latinoamericano.

pero había algo que me distanciaba. el nombre de la obra, para empezar, nunca logró captar mi atención. pedro páramo. y el nombre del autor, tampoco. juan rulfo.

un domingo llego a la casa de unos amigos y empezamos a hablar de bolaño, pero lentamente la conversación va transformándose hacia pedro páramo. admito que no lo leí y uno de los chavos que vive en la casa se levanta y se mete en su habitación durante unos minutos. al rato vuelve con una vieja edición de bolsillo del libro, que incluye, además, el llano en llamas. me lo presta y me dice que lo lea, que después hablamos.

más tarde encuentro esta situación muy similar:


“álvaro mutis subió a grandes zancadas los siete pisos de mi casa con un paquete de libros, separó del montón el más pequeño y corto, y me dijo muerto de risa: ¡lea esa vaina, carajo, para que aprenda! Era pedro páramo. aquella noche no pude dormir mientras no terminé la segunda lectura. nunca, desde la noche tremenda en que leí la metamorfosis de kafka en una lúgubre pensión de estudiantes de bogotá — casi diez años atrás— había sufrido una conmoción semejante.”

(gabriel garcía márquez)


pedro páramo es un libro con una fuerza intrínseca tan grande que resulta asfixiante para el lector en ciertos pasajes. la premisa es la de un hombre que vuelve al pueblo donde nació a buscar a su padre, por un pedido de su madre en el lecho de muerte.



“- no vayas a pedirle nada. exígele lo nuestro. lo que estuvo obligado a darme y nunca me dio… el olvido en que nos tuvo, mi hijo, cóbraselo caro.”



el libro es una descripción exacta, detalle a detalle, de la vida de un pueblo en méxico. no por la minuciosidad de la descripción, sino por la anunciación de hechos de manera simple y directa, englobando mucho más. como por ejemplo el hijo de pedro diciéndole a las chicas al oído mientras se las viola que no lloren, que el hijo les va a salir güerito. la fuerza de lo que sucede, está, no en la escritura llana y dura, sino en la rudeza de lo que narra.

rulfo estuvo mal relacionado con el realismo mágico. en la literatura de rulfo la muerte juega un papel tan importante como lo hace en méxico. es algo que se platica, que se ve, que se susurra y festeja. los aparecidos no son elementos fantásticos sino reales. los muertos pertenecen a otro mundo, que converge muy a menudo con el de los vivos.

junto con el llano en llamas el retrato de esos pueblos, de esa gente, del hambre, el calor, las batallas, los bandos, las milpas, entre otras cosas, resulta completo. rulfo logra un entendimiento perfecto de sus personajes y su contexto, con la posibilidad de verlo con la voz de un narrador elocuente, como los que aparecen en los cuentos del llano.

rulfo se reconoce en sus relatos escuchando y recibiendo la información para luego transcribirla. por eso su lenguaje no es rebuscado o entreverado, tiene la voz de sus personajes. y eso es lo mejor de rulfo.


dentro del libro resalté varios pasajes, de los que luego seleccioné los siguientes.


vi pasar las carretas. los bueyes moviéndose despacio. el crujir de las piedras bajo las ruedas. los hombres como si vinieran dormidos.

...todas las madrugadas el pueblo tiembla con el paso de las carretas. llegan de todas partes, copeteadas de salitre, de mazorcas, de yerba de pará. rechinan sus ruedas haciendo vibrar las ventanas, despetando a la gente. es la misma hora en que se abren los hornos y huele a pan recién horenado. y de pronto puede tronar el cielo. caer la lluvia. puede venir la primavera. allá te acostrumbrarás a los “derrepentes” mi hijo.”

carretas vacías, remoliendo el silencio de las calles. perdiéndose en el oscuro camino de la noche. y las sombras. el eco de las sombras.

(pédro páramo)


-¿verdad que la noche está llena de pecados, justina?

- sí, susana.

- ¿y es verdad?

- debe serlo, susana.

- ¿y qué crees que es la vida, justina, sino un pecado? ¿no oyes? ¿no oyes como rechina la tierra?

- no, susana, no alcanzo a oír nada. mi suerte no es tan grande como la tuya.

- te asombrarías. te digo que te asombrarías de oír lo que yo oigo.

justina siguió poniendo orden en el cuarto. repasó una y otra vez la jerga sobre los tablones húmedos del piso. limpió el agua del florero roto. recogió las flores. puso los vidrios en el balde lleno de agua.

- ¿cuántos pájaros hasta matado en tu vida, justina?

- muchos, susana.

- ¿y no has sentido tristeza?

- entonces ¿qué esperas para morirte?

- la muerte, susana.

- si es nada más eso, ya vendrá. no te preocupes.

(pedro páramo)



la media luna estaba sola, en silencio. se caminaba con los pies descalzos; se hablaba en voz baja. enterraron a susana san juan y pocos en comala se enteraron. allá había feria. se jugaba a los gallos, se oía la música; los gritos de los borrachos y de las loterías. hasta acá llegaba la luz del pueblo, que parecía una aureola sobre el cielo gris. porque fueron días grises, tristes para la media luna. don pedro no hablaba. no salía de su cuarto. juró vengarse de comala:

- me cruzaré de brazos y comala se morirá de hambre.

y así lo hizo.

(pedro páramo)



los pies del hombre se hundieron en la arena, dejando una huella sin forma, como si fuera la pezuña de algún animal. treparon sobre las piedras, engarruñándose al sentir la inclinación de la subida, luego caminaron hacia arriba, buscando el horizonte.

(el hombre)


la madrugada estaba gris, llena de aire frío. bajó hacia el otro lado, resbalándose por el zacatal. soltó el machete que llevaba todavía apretado en la mano cuando el frío le entumeció las manos. lo dejó allí. lo vio brillar como un pedazo de culebra sin vida, entre las espigas secas.

el hombre bajó buscando el río, abriendo una nueva brecha entre el monte.

(el hombre)


“¡viva mi general petronila flores!”

nosotros nos miramos.

la perra se levantó despacio, quitó el cartucho a la carga de su carabina y se lo guardó en la bolsa de la camisa. después se arrimó a donde estaban “los cuatro” y les dijo: “síganme, muchachos, vamos a ver qué toritos toreamos!” los cuatro hermanos benavides se fueron detrás de él, agachados; solamente la perra iba bien tieso, asomando la mitad de su cuerpo flaco por encima de la cerca.

nosotros seguimos allí, sin movernos. estábamos alineados al pie del lienzo, tirados panza arriba, como iguanas calentándose al sol.

(el llano en llamas)