subida.

el sudor le corre por la cara
a pesar del viento que baja fuerte por la ladera.
se detiene debajo de una piedra que
lo cubre.
arma un fuego,
prepara una taza de té.
sus manos tiemblan.
se concentra por un largo rato en
el azul que se form
a bajo la nieve.
un azul cristalino, incisivo
guarda la taza y orina contra la piedra
se pone la mochila en la espalda, la ajusta
y sigue caminando.
sus pasos se hunden hasta la rodilla.

j.v. dummet

viajes al escritorio.

en el aeropuerto de méxico, antes de ir a ny, pasé por una tienda de libros. estaba medio borracho y sin dormir. ningún libro que tenían se me hacía atractivo, y ya había cometido el serio error de dejarme llevar por un best seller una vez anterior.
me encontré con "travels in the scriptorium", de paul auster. me llamó la atención la portada y el formato: estaba en inglés. considerando que iba a tener que hablar el idioma unos doce días, lo compré para practicar un poco.
la relación con mi estadía en brooklyn y auster también se me hizo una coincidencia interesante.
comencé a leerlo en el avión. continué unas páginas durante esos doce días en que caminé la ciudad, y lo terminé de leer en el viaje de vuelta.
no señalé ningún párrafo como hago usualmente para comentar y subir al blog, no encontré nada que me haya parecido literalmente atractivo.
auster hizo otra vez lo mismo, generó una historia para narrar otra historia incompleta. básicamente, lo que sabemos en el libro es que hay un viejo encerrado en una habitación en un escritorio, sin memoria. todos los días se despierta y no recuerda por qué llegó ahí o qué está haciendo. a medida que el día avanza aparecen distintos personajes que parecen estar conectados entre sí, y conectados también con otros libros de auster -así como con auster mismo-. el viejo tiene, sobre el escritorio, un manuscrito de un hombre que fue a la guerra. lo va leyendo de a poco hasta darse cuenta que está inconcluso. la misión de su doctor es que él descifre el final por su cuenta.
ya me había pasado con "la noche del oráculo" algo similar. este escritor compraba un cuaderno y construía una historia que no sabía como resolver, y auster se aprovechaba de ello para hacerlo novela. ahora, mi planteo es el siguiente: ¿es esto un recurso autoreferencial sobre la literatura? ¿una manera de expresar la desesperación del autor al ver que su relato no tiene una continuación?
o.
es el recurso de tomar un manuscrito sin terminar y con poco valor propio e introducirlo en otro texto para conseguir escribir un libro al año.
más allá de eso, el libro no dice mucho.
la prosa de auster está, sin embargo, muy bien lograda. tiene una cadencia y una estructura muy puntual, que tiene que ver, en cierta manera, con que el libro es también un manuscrito en la ficción.
es decir, es la tercer parte del metalenguaje incorporado como narrador.
sin embargo me pasó algo extraño con la sonoridad de la escritura. auster siempre se me había hecho rico en su manera de estructurar las oraciones, pero en inglés, no me pareció lo mismo; es un idioma plano y simple. demasiado quizás.
creo que en mucha traducciones al español hay un enrequecimiento intrínsenco del lenguaje, y que auster tuvo la fortuna de tener detrás de él a la gente de anagrama, que suelen tener buenos traductores.
o bueno, quizás, simple y tristemente, paul ha envejecido.


en la contraportada dice, entre otras cosas:
"no hay manera de negar el hechizo que generan los personajes sobre el lector".
independent.

"lo de auster pertenece al estado del arte y "viajes en el escritorio" es particularmente un ejemplo elegante".
daily telegraph.

"auster es realmente un maestro de su arte".
harper´s bazaar.


compré la tapa III. creo que el libro me hubiese parecido más interesante si hubiese comprado la I.

lorca. new york.

estuve doce días en ny.
paré en brooklyn, en casa de una pareja amiga.
hizo frío, el viento corría a través de las avenidas y te pegaba en la cara. disfruté eso.
cada vez que pasaba el hudson por debajo, en el subte, los oídos me dolían por las otitis agudas que tuve de chico.
me compré un sombrero.
pasé casualmente por la casa de piazzolla.
fuí a harlem a ver a los negros jugar al basquet en un parque.
el domingo, después de una semana, salió el sol y los hipsters comían el brunch en una esquina.
y hubo un atardecer espectacular sobre el río.
tuve la extraña sensación de estar en una ciudad que llegaba al ocaso. ya no es el ny violento de los 70´s, ni es excitante como kerouac lo narraba.
se ha convertido en una ciudad sedimentada y clásica. en una capital mundial que perfecciona lo ajeno y lo transforma en algo ausente de asperezas y por ende, aburrido.
le falta una violencia que inquiete. después de la caída de los torres y giuliani, se convirtió en una sombra de lo que era.
ya no hay prostitutas en times square. no se ven vagabundos en el parque.
así y todo, new york es todo lo que se supone que debe ser. y justamente por eso mismo, no me sorprendió.
siempre pensé que esa era la ciudad en donde debería de vivir. ya no lo creo más.



lorca escribió esto.

existen las montañas. lo sé.
y los anteojos para la sabiduría.
lo sé. pero yo no he venido a ver el cielo.
he venido para ver la turbia sangre,
la sangre que lleva las máquinas a las cataratas
y el espíritu a la lengua de la cobra.
todos los días se matan en new york cuatro millones de patos, cuatro millones de cerdos, dos mil palomas para el gusto de los agonizantes, un millón de vacas, un millón de corderos y dos millones de gallos que dejan los cielos hechos añicos.


de nueva york, f. garcía lorca.