ceremonia recurrente.

el animal totémico con sus uñas de luz,

los objetos que junta la oscuridad debajo de la cama,

el ritmo misterioso de tu respiración, la sombra

que tu sudor dibuja en el olfato, el día ya inminente.


entonces, me enderezo, todavía batido por las aguas del sueño,

donde también estabas tú pero eras otra,

y cuando te consulto con la boca y los dedos, recorro el horizonte de tus flancos

(dulcemente te enojas, quieres seguir durmiendo, me dices bruto y tonto,

te debates riendo, no te dejas tomar pero ya es tarde, un fuego de piel y azabache, las figuras del sueño)

el animal totémico a los pies de la hoguera

con sus uñas de luz y sus alas de almizcle.


y después despertamos y es domingo y febrero.



Julio Cortázar.

the totem animal with claws of light, the dark objects together under the bed, the mysterious rhythm of your breath, the shadow that draws your sweat on the nose, the day is imminent. then I straightened up, still churning through the waters of sleep, where were you but you were also other, and when you consult with your mouth and fingers, go around the horizon of your flanks (sweetly get angry, you want to sleep, I say rough and silly, laughing debates will not let you take but it is too late, a skin and jet fire, the figures in the dream) the animal totem at the feet of the fire with their claws and wings of light musk. and then wake up and it's Sunday and February. Julio Cortazar.

la caída.

encorvado, caminaba por medellín

la luz había empezado a ponerse gris

empezó a llover. esa lluvia de ciudad de méxico, oxidada

sucia,

se le pegaba al cuerpo.


a la ropa, aprisionándolo.

sil escapaba, sin saberlo

la nariz reptílica, bufando

el dolor de la rodilla subía por la espalda, a

cada paso

se contracturaba más.

-la puta ciudad hedía-


se había tropezado unos días atrás

al bajar

la escalera de un hotel corriendo.

desde ahí había empeorado todo.


ya cené sola en casa y pensé bien

porqué me afecta

lo que me afecta


había dicho ella.


siento que estoy con una persona a quien

no importa si está o no está.


construía las frases duras, redundantes.

lo atacaba.

los dos caminaban hacia el hospital,

el rengueando.

pasaron un estacionamiento del que salía un ruido de motores

muy fuerte.

el sabía que era cierto, pero no quería

contestar nada que a ella pudiera agradarle.


a partir de hoy no tengo nada que hablar contigo.

sil se tarda unos segundos en responder

piénsalo bien,

creo que estás exagerando.


en la lluvia, pensaba en esa discusión,

y en la caída, borracho

en la que había perdido el conocimiento

por primera vez en su vida.

paró de llover, entonces

empezó a levantarse el vapor

del asfalto caliente junto con el

olor de las alcantarillas.

sil escapaba, intuyéndolo.

J.V. Dummet

ushuaia.

llego mojado, la lluvia empezó a mitad de mi camino en bicicleta. abro la puerta del departamento, piso una postal.
la levanto, el cartón se humedece.
la postal dice:

ushuaia, 05/05/11

querido amigo: aquí esta foto desde lo que se siente el fin del mundo. la inflexión atemporal de un universo que se presenta alterno. ni siquiera en términos de futuro. como hace mucho que no sentía, esto se presenta como un simple estar.
observar desde el filo de una montaña cómo se deshacen los océanos.
aquí es hoy, aquí amanecen las nieves del otoño. que con tierna paciencia flotan en el aire.
abrazos eternos.
germán.


correo.

el enterrador.

nuestra perra, a la que mi hermano bautizó rápida
-era realmente veloz-
había tenido seis cachorros.

un día,volviendo del hospital
mi padre le pasó encima a uno con el carro,
un ford rural verde.

tomó una pala, fue y lo enterró
en la parte trasera de la casa.

al atardecer, cuando el viento se cargaba de agua,
andrés y yo bajábamos las compras que había hecho nuestra madre,
los cinco cachorros llegaron jugando con la cabeza
del perro muerto,
como si fuera una pelota.

esta vez, mi padre
lo enterró más lejos.

J. V.Dummet

a mi padre.

una mano encima.

a mi padre, nunca se le ocurriría
ponerle una mano
encima a mi madre,
eso es lo que pienso,
creo que es más hombre.
arde
no saber si estoy en lo cierto.

J.V. Dummet


desvístete.

desvístete




tumbado en una cama sin sábanas,

ella viste de negro ceñido, enteramente

no es alemana, no recuerdo de dónde

me lo dijo en la calle.

me quito los pantalones

el comienzo es difícil.


no estoy ahí,

mi aliento escupe vodka y whisky.

no estoy ahí, ni quiero estarlo

pero ahí estoy.


durante varios minutos no veo su cara

solo su pelo, teñido de negro.

suelta algunas palabras en inglés,

baby, yes, baby. It´s big.

no te creo, digo en español

no siento nada.

le pido que se desvista

me pide más dinero,

no creo que valga la pena


acabo tristemente.


me pongo la camisa, el abrigo

el sombrero

ella dice que parezco italiano

sonríe, no es linda, tiene un aro en la nariz

y uno en su mejilla.

parece, lo que es.

.

me acompaña a bajar las escaleras

nos cruzamos con un tipo que la saluda

abre la puerta

salgo a la calle

sin despedirse, cierra la puerta.


el frío me pega en la cara, atraviesa mis pantalones

en mi pueblo no hace tanto frío, ni siquiera estando tan al sur.

las puertas de los edificios tienen inscripciones pintadas

que no entiendo.

camino, sin saber bien hacia dónde.




J.V. Dummet





la humedad de la noche.

estoy harto y cansado del río, las estrellas
que tachonan el cielo, este denso silencio funerario.
para pasar el tiempo, hablo con el cochero, que
parece un anciano... me cuenta que en este río oscuro,
prohibido, abundan los esturiones, los salmones blancos,
las anguilas, los lucios, pero que nadie los pesca.

anton chéjov.
en siberia

chéjov habla del río, carver lo estructura y esta poesía es el resultado.
la agudeza de anton, rematando la enumeración con la negación.
no sobra nada.