pateando.

caminaban borrachos los dos por una avenida de la colonia roma, venían desmadrando desde antes. habían pegado unas patadas a unos autos y se habían chocado contra todo aquel que viniese de frente a ellos sin mirar hacia atrás siquiera.
los dos con jeans americanos ajustados, chamarras negras. caminaban rápido.
se venían gritando, fuerte, chingándose entre ellos.
uno le pegó una patada a una vidriera de la planta baja de un centro comercial. le pegó con más fuerza de lo que pensaba y se sorprendió al sentir el pie traspasando el cristal grueso. regresó la pierna lo más rápido que pudo cuando se dio cuenta de que el cristal podría caerle encima. se dio vuelta inmediatemente y enfiló derecho. se metió las manos en las bolsas, sintió un poco de sangre corriéndole por la pantorrilla.
- caminá, caminá. - dijo.
el otro se le había quedando viendo. él sí había visto toda la vidriera desplomarse y caer, casi explotando. cuando lo escuchó se dio vuelta y caminó, dio un par de pasos rápidos y se emparejó. también se metió las manos en las bolsas. la alarma empezó a sonar.
- doblá acá, doblá acá. - dijo. repetía las cosas dos veces. la sangre se empezaba a pegotear a sus pelos y al pantalón.
se metieron en una calle más angosta y menos transitada, cortaron por dos o tres distintas de una sola mano, con poco movimiento. cuando ya no escucharon más la alarma, el que había pateado la vidriera se arrodilló, apoyó una rodilla en la calle y flexionó la otra. se levantó el pantalón para ver si era profundo el corte, o si había astillas.
- puta madre. - dijo. se levantó.
- ¿te lastimaste? - preguntó el otro.
- no, no.
cuando cruzaron insurgentes ya habían recuperado el desmadre. patearon uno o dos carros más y se fueron a dormir.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

mmmmm me suena...