la caída.
encorvado, caminaba por medellín
la luz había empezado a ponerse gris
empezó a llover. esa lluvia de ciudad de méxico, oxidada
sucia,
se le pegaba al cuerpo.
a la ropa, aprisionándolo.
sil escapaba, sin saberlo
la nariz reptílica, bufando
el dolor de la rodilla subía por la espalda, a
cada paso
se contracturaba más.
-la puta ciudad hedía-
se había tropezado unos días atrás
al bajar
la escalera de un hotel corriendo.
desde ahí había empeorado todo.
ya cené sola en casa y pensé bien
porqué me afecta
lo que me afecta
había dicho ella.
siento que estoy con una persona a quien
no importa si está o no está.
construía las frases duras, redundantes.
lo atacaba.
los dos caminaban hacia el hospital,
el rengueando.
pasaron un estacionamiento del que salía un ruido de motores
muy fuerte.
el sabía que era cierto, pero no quería
contestar nada que a ella pudiera agradarle.
a partir de hoy no tengo nada que hablar contigo.
sil se tarda unos segundos en responder
piénsalo bien,
creo que estás exagerando.
en la lluvia, pensaba en esa discusión,
y en la caída, borracho
en la que había perdido el conocimiento
por primera vez en su vida.
paró de llover, entonces
empezó a levantarse el vapor
del asfalto caliente junto con el
olor de las alcantarillas.
sil escapaba, intuyéndolo.
J.V. Dummet
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