crónicas de hotel II. 301.

del día de la fecha.


llego borracho en un taxi a mi hotel en monterrey. vengo de creer que convencí a un tipo para que me consiguiese citas para vender la película aquí. en el viaje las luces de los semáforos me pegan en los pómulos, tungstenas. tomo mi mochila, dentro está mi computadora, dentro está mi guión.

son 40 pesos. han sido 5 km. pago con un billete de 200, me da cambio exacto.

me bajo, el botones me abre la puerta. el guarda de la recepción me reconoce con un cabeceo. voy hasta el elevador, en el camino cruzo un televisor encendido con los partidos de la fecha.

el elevador desacelera con rapidez, se detiene en el tercer piso. camino por el pasillo del hotel, el tren se escucha desde entonces. pitando cerca.

llego a mi habitación, 301.

pienso en mi padre, que hoy me preguntó si me había lastimado.

en mi picaporte está colgado el cartel de no molestar, silencio por favor. estoy seguro que yo no lo puse. no pude haberlo hecho. me desperté a las 08.55 después de haberme dormido pasadas las tres. bajé a desayunar, me encontré con el jefe de producción del comercial. le dije que me quería cambiar de habitación porque estaba demasiado pegada a la carretera y el sonido constante de los autos, los camiones y el tren me perturbaban el sueño. –me levanto de la cama para cerrar las cortinas, ayer a la madrugada filtraron los ruidos-. volví a mi habitación a tomar mi mochila, bajé. no dejé el cartel, estoy seguro.

entro a la habitación, pongo la tarjeta, las luces se encienden. mi cama no está hecha.

mañana tengo que hacer un casting para una doctora que tendrá que volar desde miami. las demás no quieren venir porque en su embajada las recomendaron no viajar a monterrey por las situaciones de violencia.

recuerdo una situación similar, en la misma ciudad, hace casi dos años. me pregunto si todo se repite. si todo es un ciclo cerrado, elíptico.


0 comentarios: