lorca. new york.
estuve doce días en ny.
paré en brooklyn, en casa de una pareja amiga.
hizo frío, el viento corría a través de las avenidas y te pegaba en la cara. disfruté eso.
cada vez que pasaba el hudson por debajo, en el subte, los oídos me dolían por las otitis agudas que tuve de chico.
me compré un sombrero.
pasé casualmente por la casa de piazzolla.
fuí a harlem a ver a los negros jugar al basquet en un parque.
el domingo, después de una semana, salió el sol y los hipsters comían el brunch en una esquina.
y hubo un atardecer espectacular sobre el río.
tuve la extraña sensación de estar en una ciudad que llegaba al ocaso. ya no es el ny violento de los 70´s, ni es excitante como kerouac lo narraba.
se ha convertido en una ciudad sedimentada y clásica. en una capital mundial que perfecciona lo ajeno y lo transforma en algo ausente de asperezas y por ende, aburrido.
le falta una violencia que inquiete. después de la caída de los torres y giuliani, se convirtió en una sombra de lo que era.
ya no hay prostitutas en times square. no se ven vagabundos en el parque.
así y todo, new york es todo lo que se supone que debe ser. y justamente por eso mismo, no me sorprendió.
siempre pensé que esa era la ciudad en donde debería de vivir. ya no lo creo más.
lorca escribió esto.
existen las montañas. lo sé.
y los anteojos para la sabiduría.
lo sé. pero yo no he venido a ver el cielo.
he venido para ver la turbia sangre,
la sangre que lleva las máquinas a las cataratas
y el espíritu a la lengua de la cobra.
todos los días se matan en new york cuatro millones de patos, cuatro millones de cerdos, dos mil palomas para el gusto de los agonizantes, un millón de vacas, un millón de corderos y dos millones de gallos que dejan los cielos hechos añicos.
de nueva york, f. garcía lorca.
paré en brooklyn, en casa de una pareja amiga.
hizo frío, el viento corría a través de las avenidas y te pegaba en la cara. disfruté eso.
cada vez que pasaba el hudson por debajo, en el subte, los oídos me dolían por las otitis agudas que tuve de chico.
me compré un sombrero.
pasé casualmente por la casa de piazzolla.
fuí a harlem a ver a los negros jugar al basquet en un parque.
el domingo, después de una semana, salió el sol y los hipsters comían el brunch en una esquina.
y hubo un atardecer espectacular sobre el río.
tuve la extraña sensación de estar en una ciudad que llegaba al ocaso. ya no es el ny violento de los 70´s, ni es excitante como kerouac lo narraba.
se ha convertido en una ciudad sedimentada y clásica. en una capital mundial que perfecciona lo ajeno y lo transforma en algo ausente de asperezas y por ende, aburrido.
le falta una violencia que inquiete. después de la caída de los torres y giuliani, se convirtió en una sombra de lo que era.
ya no hay prostitutas en times square. no se ven vagabundos en el parque.
así y todo, new york es todo lo que se supone que debe ser. y justamente por eso mismo, no me sorprendió.
siempre pensé que esa era la ciudad en donde debería de vivir. ya no lo creo más.
lorca escribió esto.
existen las montañas. lo sé.
y los anteojos para la sabiduría.
lo sé. pero yo no he venido a ver el cielo.
he venido para ver la turbia sangre,
la sangre que lleva las máquinas a las cataratas
y el espíritu a la lengua de la cobra.
todos los días se matan en new york cuatro millones de patos, cuatro millones de cerdos, dos mil palomas para el gusto de los agonizantes, un millón de vacas, un millón de corderos y dos millones de gallos que dejan los cielos hechos añicos.
de nueva york, f. garcía lorca.
5 comentarios:
maravillosa la foto de la fachada de brooklyn.
Y la mujer mexicana viendo Manhattan, desde ese paisaje alambrado, al menos es muestra de lo que no tenemos y no queremos tener.
asi como vos, ya no querés vivir en NY.
ah! no habia leido antes eso de lorca.
El conteo en verde es impresionante.
Yo ando matándome en Rosario. Justo cuando los semáforos se ponen amarillos. Ahí cuando los conductores no saben bien qué hacer.
Sigo pensando que no es tan fácil morirse.
Y parece que en NY no es tan facil vivir.
lo de lorca es un escrito que encontré alguna vez en internet, no recuerdo de dónde lo saqué y lo guardé porque ya planeaba el viaje.
y porque tiene una fuerza aplanadora.
gracias rosarina por seguir entrando.
saludos.
puedes tener un punto en decir que nueva york ya no es el mismo que caminaba ginsberg, ni kerouac.. pero creo que algo de esa energía todavía flota en el aire.
east river park ha sido de mis espacios favoritos en la ciudad, regreso vez tras vez para ver el skyline en el horizonte y me pongo a pensar de todo lo que se contiene en lo invisible.
Si que se quedó en el olvido, en la caja donde está encerrada su sombra. Yo también fui a buscar... lo que sea que estaba buscando... y no pronunció ni dos palabras... se quedó tibio, con su movimiento intermitente, como la luz de neón que no cuenta nada, añorando unas fauces de lobo, añorando ser realismo crudo.
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