la trilogía de new york por 40 pesos.

cuando tenía unos quince años la madre de una amiga de la secundaria me prestó LA TRILOGÍA DE NEW YORK de Auster. no sé porqué, solo recuerdo que estábamos en su camioneta y me recomendó el libro. me dijo que conseguirlo en El Bolsón iba a ser muy difícil y que ella me lo prestaría. cuando me dio el libro, estaba en inglés. lo leí con dificultad y siempre había tenido un muy buen recuerdo de él. era un libro de tapa dura que traía los tres libros dentro. CIUDAD DE CRISTAL, FANTASMAS y LA HABITACIÓN CERRADA.
hace poco fui a un mercado en la calle Cuauhtemoc y encontré la edición de anagrama usada pero en muy buen estado –con una nota en lápiz en la primer página- por solo cuarenta pesos mexicanos (unos 4,50 U$D). lo compré y releí. esta vez en español.
alguna vez un profesor de crítica de cine me dijo que las películas buenas mejoran con un segundo visionado. lo mismo sucede con la literatura, si es buena, crece con los años y se resignifica adaptándose a la necesidad, sensibilidad y conocimiento actual del lector.
el libro contiene tres historias principales pero todas tienen un punto de conexión. la metáfora de la escritura. la relación de la escritura con el escritor en su punto más crudo e íntimo.
el encierro.
Auster pone su firma a la obra, y utiliza su mismo nombre como un personaje más dentro de LA CIUDAD DE CRISTAL. se parodia a sí mismo como marino de un petrolero, negro literario en Francia y cuidador de una finca en París. actividades que realizó en vida.
junto con el libro encontré unos rayban way farer de cuando la fábrica aún estaba en U.S.A.


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hay algo en paul auster que me recuerda a ti.
tal vez se trata del secreto del orígen que aquí se combina con la ciudad de mis sueños, así de repente se unen dos mundos.
Carla
1998
(nota en la primer página en lápiz y manuscrita)

todo empezó por un número equivocado, el teléfono sonó tres veces en mitad de la noche y la voz al otro lado preguntó por alguien que no era él. mucho más tarde, cuando pudo pensar en las cosas que le sucedieron, llegaría a la conclusión de que nada era real excepto el azar. pero eso fue mucho más tarde. al principio, no había más que el suceso y sus consecuencias. si hubiera podido ser diferente o si todo estaba predeterminado desde que la primera palabra salió dela boca del desconocido, no es la cuestión. la cuestión es la historia misma, y si significa algo o no significa nada no es la historia quien ha de decirlo.
(comienzo de LA CIUDAD DE CRISTAL)

en cuanto a Negro, el supuesto escritor de ese libro, Azul ya no puede fiarse de lo que se ve.
¿es posible que existe realmente un hombre así, un hombre que no hace nada, que únicamente se sienta en su cuarto y escribe? Azul le ha seguido a todas partes, ha ido tras él hasta los rincones más remotes, le ha observado con tanta atención que parecía fallarle la vista. ni siquiera cuando sale de su habitación, Negro va a alguna parte, nunca hace mucho: comprar comestibles, cortarse el pelo, ir al cine, etcétera. pero generalmente sólo vagabundea por las calles, mirando alguna que otra cosa, recogiendo datos al azar, e incluso esto sucede únicamente a rachas. durante un tiempo son edificios: estira el cuello para ver los tejados, inspecciona los portales, pasa las manos lentamente por las fachadas de piedra. y luego, durante una semana o dos, son estatuas públicas, o los barcos del río, o los rótulos que hay en las calles. nada más que eso, sin apenas cruzar una palabra con nadie, sin encontrarse con otras personas exceptuando aquel almuerzo con la mujer llorosa hace ya tanto tiempo. En un sentido, Azul sabe todo lo que hay que saber acerca de Negro: qué clase de jabón compra, qué periódicos lee, qué ropa lleva, y todo eso lo ha anotado fielmente en su cuaderno. ha aprendido mil cosas, pero lo único que le han enseñado es que no sabe nada. por que el hecho es que nada de eso es posible. No es posible que un hombre como Negro exista.
(fragmento de FANTASMAS)

precisamente, contesta Negro. Henry David Thoreau vino desde Massachussets a pasar una temporadita y le hizo una visita a Whitman en Brooklyn. pero el día anterior vino justamente aquí, a la calle Naranja.
¿por alguna razón especial?
por la iglesia de Plymouth. quería oír el sermón de Henry Ward Beecher.
un sitio precioso, dice Azul, pensando en las gratas horas que ha pasado en el jardín de hierba. a mí también me gusta ir allí.
muchos grandes hombres han ido allí, dice Negro. Abraham Lincoln, Charles Dickens, todos pasearon por esta calle y entraron en esa iglesia.
fantasmas.
sí, estamos rodeados de fantasmas.
(fragmento de FANTASMAS)


por ejemplo, Hawthorne, dice Negro. un buen amigo de Thoreau, y probablemente el primer verdadero escritor que tuvo América. después de graduarse en la universidad volvió a casa de su madre en Salem, se encerró en su habitación y no salió hasta doce años después.
¿qué hacía allí?
escribía historias.
¿nada más? ¿sólo escribía?
escribir es una actividad solitaria. se apodera de tu vida. en cierto sentido, un escritor no tiene vida propia. incluso cuando está ahí, no está realmente ahí.
otro fantasma
exactamente.
(fragmento de FANTASMAS)


algo parecido estaba pasando entonces en aquella tumba abierta bajo la nieve. Fanshawe estaba solo allí abajo, pensando sus pensamientos, viviendo aquellos momentos en soledad, y aunque yo estaba presente, el suceso estaba sellado para mí, como sino estuviese allí en realidad. comprendí que aquélla era la manera que tenía Fanshawe de imaginarse la muerte de su padre. era pura casualidad: la tumba abierta estaba allí y Fanshawe había sentido que le llamaba. las historias sólo suceden a quienes son capaces de tenerlas. pero ésta es una cuestión difícil y no puedo estar seguro de nada. permanecí allí esperando a que Fanshawe subiera, tratando de imaginar lo que estaba pensando, durante un breve momento intentando ver lo que veía.
entonces levanté la cabeza hacia el oscuro cielo invernal y todo era un caos de nieve que caía rápidamente sobre mí.
cuando echamos a andar hacia el coche, el sol ya se había puesto. cruzamos el cementerio tropezando, sin decirnos nada. Había varios centímetros de nieve en el suelo y continuaba nevando, cada vez más intensamente, como si no fuese a parar nunca. llegamos al coche, nos metimos dentro y luego, contra todas nuestras expectativas, no pudimos arrancarlo. las ruedas traseras estaban atascadas en una zanja poco profunda y nada de lo que hacíamos daba resultado. lo empujamos, pero las ruedas seguían girando inútilmente con aquel horrible ruido. pasó media hora y tuvimos que renunciar, decidiendo de mala gana abandonar el coche. hicimos un autoestop bajo la tormenta de nieve y pasaron dos horas más hasta que finalmente llegamos a casa.
sólo entonces nos enteramos de que el padre de Fanshawe había muerto durante la tarde.
(fragmento de LA HABITACIÓN CERRADA)


- y ahora ¿qué? – pregunté.
- llévatelo a tu casa y léelo.
- ¿y si no puedo?
- entonces guárdalo para el niño. puede que quiera leerlo cuando sea mayor.
- no creo que tengas ningún derecho a pedir eso.
- es mi hijo.
- no, no lo es. Es mío.
- no insistiré. léelo tú entonces. lo escribí para ti.
- ¿y Sophie?
- no, no debes decírselo.
- eso es lo único que nunca entenderé.
- ¿Sophie?
- cómo pudiste abandonarla de esa manera. ¿qué te hizo?
- nada. no fue culpa suya. eso ya debes saberlo. es sólo que no era mi destino vivir como otras personas.
- ¿cuál era tu destino?
- todo está en el cuaderno. cualquier cosa que consiguiera decirte ahora sólo distorsionaría la verdad.
- ¿hay algo más?
- no, creo que no. probablemente hemos llegado al final.
- no creo que tengas el valor de matarme. si echase abajo la puerta ahora, no harías nada.
- no te arriesgues. morirías por nada.
- te quitaría la pistola de la mano, te dejaría inconsciente de un golpe.
- no tiene sentido hacer eso. ya estoy muerto. he tomado veneno hace unas horas.
- no te creo.
- no puedes saber lo que es verdad y lo que no lo es. nunca lo sabrás.
- llamaré a la policía. abrirán la puerta a hachazos y te llevarán a un hospital por la fuerza.
- un sonido en la puerta y una bala atravesará mi cabeza. no tienes manera de salirte con la tuya.
-
¿tan tentadora es la muerte?
-
he vivido con ella tanto tiempo que es lo único que me queda.
(fragmento de LA HABITACIÓN CERRADA)

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